“Pastores con olor a
oveja”…
Frase Fuerte.
Parece que el Papa
Francisco no nos va a dar descanso.
Quizás sea el primer paso
para que, los que tenemos la gracia y mandato de andar con el rebaño, vayamos
(o sigamos) viendo al rebaño como sacramento de Cristo, y a cada oveja como al
propio Cristo.
Los olores también,
evocan, provocan y convocan.
Se graban en nuestra memoria
mucho más incluso que las palabras.
Nos llevan nuevamente a
ese momento y lugar, nos producen las mismas sensaciones y se esfuma el tiempo.
Es a veces tan duro oler
a la oveja como acercarse a la Cruz.
Tarda tanto en irse de la
nariz “ese” olor, como al cerrar los ojos, dejar de ver al Crucificado.
Será por eso que a veces
le escapamos al rebaño.
El olor queda impregnado
no ya en la ropa sino en el alma.
¿Será esto lo que pide
Francisco?
¿Almas que nunca más
olviden el olor de sus ovejas?
Muy feliz día para todos
los sacerdotes, y que el Buen Jesús les renueve las ganas de mezclarse con el
rebaño, de vencer el pudor de los olores y dejarse invadir por una humanidad a
veces perfume, otras hedor, pero siempre humanidad y a cuanto más hedionda, más
herida y más necesitada de pastor.