marzo 20, 2007

Cuaresma y conversión

Cuaresma es tiempo de conversión y, convertirse, entre otras cosas, es revisar nuestro corazón para ver si no hemos pedido ya parte de la herencia.
¿Para qué pido los dones? ¿Cómo los administro?
¿Para qué pido la gracia? ¿Qué hago con ella?
Lo que tengo, lo que soy, lo que logro, ¿es regalo de Dios o se lo "arranque" de las manos?.
Esto explicaría un poco las cosas. Quizás, ayudaría a mostrar el por qué de la desigualdad. El más irreverente se hace rico más rápido. Me llevo todo hoy. Ahora.
Quizás también, por eso Él calma a los que sufren prometiéndoles, a su tiempo, la verdadera herencia...
Pedir la herencia anticipadamente es un modo sutil de anticipar la muerte o por lo pronto, de desconocer la vida.
En un mundo en el que Dios molesta, es dable pensar que muchos, al pedir el anticipo de herencia, estamos dando por sentado que ya el Padre dejó de existir, o por lo menos, que podemos vivir como si el Padre ya huebiera muerto.
Complicado para el mediodía de un martes.
Padre Bueno, ayudame a discernir porque estoy confundido. Ayudame a ver qué me regalaste y qué te arranque. Ayudame a devolver lo que todavía no me corresponde, a devolver lo que todavía es tuyo.
Amén.

marzo 13, 2007

El lugar para el abrazo

Hay muchos espacios para vivenciar el abrazo del Padre. Propongo éste. Lo probé. Lo pruebo. Hace bien. Es de Dios.

Dios habla desde las obras con palabras de misericordia.
Dios habla en las obras.
Dios habla. Debe hablar.
Quien lo escucha, comienza a intuir un modo de ser Iglesia, más parecido a Cuerpo de Cristo.
Las obras son puertas de la Iglesia horizontal. Deben serlo.
Las puertas abiertas de las obras son las manos abiertas de Jesús; los brazos abiertos del Padre. Al entrar todos deberíamos sentir su calor, su firmeza, su amor. Manos abiertas que sanan, acarician, alimentan, levantan, animan.
En las obras todos somos misionados. Todos somos anuncio.
En las obras todos podemos animarnos a amar como Dios manda; a descubrir a ese otro que es amado por Dios. Amado y respetado. Amado, respetado y valorado al extremo de la cruz.
Las obras son espacios de encuentro. Deben serlo.
Abrazos misericordiosos de perdones inexplicables.
Abrazos misericordiosos de perdones sólo explicables por el amor.
Ese sigue siendo desafío del cristiano hoy: amar a Dios sobre todas las cosas y también amar a ese prójimo a quién Él tanto ama, con un amor profundo, serio, visceral; compartiendo el tiempo y el espacio. En contacto.
Las obras son espacios de reconciliación. Deben serlo.
En las obras podemos ser nosotros mismos resignificando nuestra humanidad, expresándonos con nuestros límites mientras decimos que sí y damos lugar al milagro.
Son. Deben serlo. Él nos pide que lo sean.
El abrazo que tenemos para dar es el Suyo; ese que resucita a los muertos. Ese que los muertos necesitan para volver a la vida.

Querido Jesús: te pido que me regales la generosidad para no guardarme Tu abrazo. Para no negar aquello que mi hermano que está "de vuelta en casa" necesita para sentirse bienvenido. Para que su presencia sea el motivo de la fiesta. Amén.

Aporte para rezar con Lc 15, 1-3. 11-32