agosto 28, 2006

¡Ahora viene lo mejor!

Ayer, domingo 27, llegó la ordenación.
Imposible describir lo que se siente y cómo se siente lo que se vive.
Lo que más me impactó: la alegría.
Varios cientos de miradas cargadas de una alegría inusitada. Muchos de ellos seguramente ni saben de qué se trata el diaconado permanente, pero sí, sin duda, percibieron y sintieron que algo que estaba más allá de nuestros límites estaba pasando.
Esa alegría expresada, abrazada, amasada con besos, lágrimas y apretones, es lo más parecido al cielo. Quizás lo más parecido que yo pueda reconocer. Gracias a todos los que estuvieron presentes, a todos los que rezaron y a todos los que hubieran querido estar, y de algún modo maravilloso, también estuvieron.
Agradezco a Dios mi vocación primeriza: el matrimonio. El regalo de una esposa dulce, comprometida e incondicional como Ale y de tres hijos maravillosos como Martín, Agus y Santi (en orden de aparición). Agradezco a Dios la generosidad de sus corazones que me colmaron de un amor que se desborda y grita ser entregado. Somos una familia en búsqueda, en lucha, en crecimiento y es en ese nido en el que esta vocación fue acogida, cuidada, alimentada y puesta por ellos al servicio de tantos que necesitan un pedacito de padre. El pedacito que podré dar como diácono es de ellos. La caricia que podré dar es suya y por ellos entregada a mis manos; el amor que tan mezquinamente podré repartir, es el de ellos. Ellos comparten más que yo. Ellos, me enseñan a ser generoso.
Gracias Ale, Tincho, Agus y Santi por enseñarme y dejarme ser.
Gracias, querido Jesús, por amarme desde mis amores y enseñarme a amar.
Perdón por mis límites. Gracias por tu perdón.
Dios me de el valor para que mi amor los haga tan libres como me hizo el de ellos.
Un papá diácono.
Pablo

4 comentarios:

hna. josefina dijo...

¡Qué maravilla!
¡Un abrazo agradecido a TODOS!

Anónimo dijo...

Hola Pablo!
Doy gracias a Dios contigo, por este paso suyo en tu vida... el del diaconado permanente. Y desde luego tambièn doy gracias por la generosidad de tu familia no?
Rezo por ustedes.
Vivian Marìa
cap.fed

Semilla dijo...

Se me llenaron los ojos de lagrimas con la emoción... te parecerá exagerado, porque apenas te encuentro en este universo virtual... Pero es tan maravilloso encontrar a alguien que ha podido darse cuenta del infinito amor que El nos da, y que intenta retribuirlo entregándose a su servicio de esta manera TAN hermosa. No puedo evitar emocionarme.
¡Alabado Sea Nuestro Señor!
Y...
FELICIDADES!!!

Pablo Muttini dijo...

Josefina, Vivian, Semilla, no saben cuánto me alegra su alegría. Es notable cómo Dios se expresa siempre en lo sencillo. Creo que si tuviera que buscar lo que más me sorprendió (gratamente, obvio) de este paso y todo este tiempo fué, precisamente la alegría tanta pero tanta gente. Ella me terminó de confirmar que este camino es de Dios.
Gracias por pasar y por compartir este tiempo.
Gracias también y especialmente por vuestro afecto sincero.