julio 20, 2006

...por acá...¡atrás de las piedras!

Aproximación a Mc 6,30-34

Amontonados no es lo mismo que juntos.
Juntos, es más próximo a unidos.
Unidos es el plan de Dios.

En la des-unión está el peligro.
Soledad.
Falta de rumbo.
Peligro.
Miedo.
hambre.

Amontonados no es lo mismo.
La sociedad del Dios prescindible nos invita a des-unirnos, y nosotros, muchas veces aceptamos.

Nos des-unen entre otros (cada cual agregue sus separadores)
La injusticia.
El rencor.
La maldad.
Los celos.
La envidia.
Los intereses.
El egoísmo.
La soberbia.
La violencia.

Todos y en todas sus inagotables formas.
Etcéteras. Excusas. Justificaciones.
Miles de etcéteras que hacen cada vez más mella en esa común-unión deseada por Dios para hacer presente el Reino.

2000 años y seguimos des-unidos.
De a ratos, nos une el Pastor y luego, cuando se da vuelta, otra vez nos dispersamos. Sin embargo Él no deja de insistir.

No se desentiende del rebaño Jesús. Nos deja de a ratos para ir a buscar ovejas perdidas. ¡Qué paciente es!. Regresa con una y nos fuimos 20... y otra vez sale, y otra vez trae y otra vez otros otros volvimos a irnos.
¡Trabajo difícil el del Pastor!

En el revoltijo se mezclan lobos disfrazados de ovejas y ovejas, que disfrazándose de lobos salen al encuentro de su propia muerte.

Él va y vuelve.
Sale y regresa.
Siempre para lo mismo.
Siempre para regalarnos la vida; pastos tiernos, calor, seguridad, comprensión, amparo, tibieza...amor.

Sabe lo que nos pasa. El texto dice “se compadeció”. Por obvio y remanido no deja de ser música “padeció con nosotros”. Compartió y comparte la desgracia, la siente y vive en carne propia; es su dolor.

Nuestro Pastor se moja con la misma lluvia, sufre el mismo frío y come los mismos pastos; se aguanta las mismas injusticias y tolera los mismos golpes. Sabedor del extremo, soporta e invita.

También dice el texto “estuvo enseñándoles largo rato”.

Después del compadecerse viene el pastoreo. No el reto. El pastoreo.
- vayan por aquí.
- Quédense unidos.
- Aliméntense.
- Vístanse.
- Cuídense.
- AMÉNSE.

Enseñanza sencilla de pastor incansable.
Habrá que escuchar nomás.
De vez en cuando, dejar de balar y escuchar.
Es complicado andar solo.
Por allí lo veo venir entre la niebla.
Dejo de escribir porque necesito las manos para hacerle señas.
Quiero volver al rebaño.
¡Qué suerte que otra vez viene al encuentro!
¿suerte?
Gracia.
¡Gracias!

Pablo Muttini

No hay comentarios.: